En los últimos años, las firmas locales fueron perdiendo terreno frente a las foráneas.
Una tendencia de los últimos años es el crecimiento de la participación de los capitales externos en los grandes emprendimientos que se desarrollan en Tucumán. La llegada de inversores foráneos es bien vista y aplaudida, pero en muchos casos, se trata de negocios que pertenecían a empresas tucumanas que se vieron obligadas a ceder su participación en el mercado. El fenómeno no es de exclusividad local, sino que se presenta también en el ámbito nacional, donde las principales compañías de la Argentina quedaron en poder de grupos extranjeros. Frente a esta realidad, distintos expertos sugieren la generación de un debate entre el Estado y los privados respecto de las ventajas y las desventajas de este proceso, cuya tendencia parece acentuarse. Desde el sector empresario se recomienda que el trabajo a futuro se realice con una visión regional y no sólo provincial.
En la última década -años más, años menos- una buena parte de las grandes inversiones motorizadas por el sector privado en Tucumán tuvieron origen en capitales externos a la provincia. El fenómeno, que se repite en todo el país, se presenta en distintas etapas y rubros, y parece desarrollarse en el marco de una tendencia que acentúa.
Se observa desde la concesión de los servicios públicos de distribución de gas y electricidad, ocurrida a mediados de los 90 -de las que resultaron favorecidos inversores chilenos-, hasta la reciente concentración de la actividad financiera tucumana en manos del grupo salteño Banco Macro Bansud. Pero también hubo una expansión de capitales foráneos, en rubros como la generación de energía, el supermercadismo, la citricultura, la industria textil, el turismo, el comercio y los servicios, la actividad azucarera y el agro en general, particularmente en el cultivo estrella de los últimos años: el arándano.
En el año que está ya cerca de finalizar ocurrieron dos casos que seguramente serán emblemas de la pérdida de posición de los empresarios tucumanos en los negocios propios de la provincia: las ventas del Ingenio Concepción y de los activos y pasivos del Banco Empresario. Con seguridad los grupos que se hicieron cargo de estas tradicionales empresas, que durante décadas realizaron aportes fundamentales a la economía tucumana, tienen como objetivos la reactivación de negocios que estaban en situaciones límites, cosa que no pudieron o no supieron llevar a cabo factores empresarios provinciales. El industrial azucarero Julio Colombres lidera un grupo que posee una empresa -Azucarera Juan M. Terán- con más de 100 años en la provincia. Considera positiva la presencia en Tucumán de empresas externas sólidas, económica y financieramente, con dirección y gerenciamiento profesional y con estrategias definidas y de largo plazo. Sin embargo, opina que la pérdida de empresas de origen tucumano puede interpretarse como un signo más de un proceso de decadencia dirigencial que parece no tener fin. Algo parecido sostiene el empresario Jorge Rocchia Ferro, quien en los últimos años se expandió en la actividad azucarera, en la elaboración y venta de combustibles, en el sector financiero, en la hotelería y recientemente en el ámbito del turismo. «En Tucumán no hay grupos empresarios importantes y fuertes con capacidad económica para encarar objetivos de trascendencia», dispara. El consultor de empresas, Arquímedes Carrizo, afirma que el gran problema de la provincia es el deficiente grado de desarrollo social y califica de altamente negativo el que ningún momento la sociedad y el Estado hayan debatido por qué las empresas tucumanas resignan posiciones frente al capital externo, y el beneficio o el perjuicio que esta tendencia provoca para la economía de la provincia.
Según el gobernador José Alperovich, en Tucumán no existen compañías fuertes que encaren inversiones millonarias como las que hicieron este año Atanor o el Banco Macro Bansud. «No importa de dónde venga el capital, en tanto este sea serio y genere fuente de trabajo para los tucumanos», define como una de las políticas de su gestión. Como empresario ligado a distintos rubros de la economía, el mandatario expresó que sus empresas seguirán volcando capitales en la provincia. Expresó, a su vez, que el sector privado tucumano, con más espalda financiera, se está inclinando por los negocios inmobiliarios.
El desafío a futuro se encamina hacia el logro de un sector empresario fuerte en la provincia, dispuesto a encarar emprendimientos de gran fuste, para que todo el valor agregado de los negocios se quede y se reinvierta en Tucumán.