La depreciación del peso benefició a los negocios de azúcar, citrus, granos, legumbres y frutas finas, entre otros sectores de exportación. Entre las empresas de la provincia se estima que el efecto de la modificación cambiaría quedará neutralizado “rápidamente” por los aumentos de los insumos.
Las empresas del arco productivo de la provincia encararán este año con la mirada puesta en el desenvolvimiento de sus costos. Aunque ya especulan que si no hay cambios macro económicos, los fuertes aumentos de los insumos y servicios públicos, como electricidad y gas, achicarán o revertirán los beneficios de la modificación del tipo de cambio durante la campaña 2016, tal como sucedió en la devaluación de 2014. A estos indicadores se sumarán los resultados de las paritarias.
Las actividades agroindustriales impulsan a sectores de servicios y s distintos actores de la economía tucumana, y son las que tienen gran participación en el mercado laboral. La mayoría de las empresas es competitiva en el exterior cuando no es afectada por medidas macroeconómicas desacertadas del gobierno de turno. Ante esa condición saber, es clave calcular el impacto de las últimas decisiones del Gobierno nacional, desde diciembre de 2015. Entre ellas, el levantamiento de las retenciones, la depreciación de la moneda local y las acciones frente al proceso inflacionario.
“Las producciones más importantes de la región funcionan correctamente cuando el tipo de cambio es de mercado. Por lo tanto, la depreciación del peso ha impactado positivamente en los negocios de azúcar, citrus, granos, legumbres, frutas finas, hortalizas y la industria metalmecánica para exportación, ya que mejora directamente sus ingresos externos e, indirectamente, los precios del mercado interno de estos productos. Las actividades productivas y de servicios eficientes, que sustituyen importaciones, también ganaron competitividad con esta medida, frente a los productos foráneos”, explicó Arquímedes Carrizo, de la consultora Arquímedes Carrizo y Asociados.
El especialista remarcó, sin embargo, que la última devaluación golpeó y golpea a los costos internos, especialmente si los insumos o los equipos son importados directamente. ”Los insumos o equipamientos producidos en el país deberían tener aumentos de precios inferiores a la devaluación, salvo que su fabricante tenga una posición dominante en su mercado, lo cual le permite aumentar sus precios por encima del crecimiento de sus costos”, añadió.
Carrizo hizo hincapié en que si el Gobierno nacional mantiene la política de tipo de cambio de mercado, en el mediano plazo se espera que las empresas regionales empiecen a ampliar su producción, recuperando primero el área sembrada histórica o haciendo un mejor uso de la capacidad productiva del equipamiento disponible.
Los distintos productos atraviesan contextos externos e internos diferentes. Por ejemplo, el azúcar y el vino cuentan con sobreoferta, pero esperan una recuperación de sus precios domésticos, tras los derrumbes originados en la reducción de sus exportaciones durante varios años, por el atraso cambiario.
“La mayoría de las producciones eficientes de la región tienen mercados externos con valores menores comparados con los de hace cinco años atrás, pero mejores con relación a los históricos de las década del 80 y 90. Pocos productos están con mercados externos complicados, como es el caso de los lácteos o algunas frutas que tienen poco peso relativo en el NOA”, expresó Carrizo.
Variables
En caso, en el sector citrícola prevén, en un mismo escenario, dos climas: favorable y adverso. En la primera “línea” se registra en los países de destino de exportación precios de frutas frescas similares a los obtenidos el año pasado, y una demanda sostenida para la temporada. “La eliminación de las retenciones a las exportaciones y la modificación de la paridad cambiaría influyen positivamente en las ecuaciones económicas de las empresas; el previsible aumento de entre un 5% y 10% del volumen de fruta a procesar y las políticas activas que va adoptando el Gobierno, con relación a acompañar el esfuerzo del sector para abrir nuevos mercados (Estados Unidos, Brasil, China e India), van de la mano en el desafío del crecimiento sostenido de la actividad”, señaló José Carbonell, titular de la Federación Argentina del Citrus (Federcitrus) y directivo de la Asociación Tucumana del Citrus (ATC).
Entre los factores desfavorables, según Carbonell, se consideró la baja de los precios de los subproductos industriales del limón, en especial, jugo y cáscara, lo cual impacta negativamente en el precio de la fruta que recibe el productor. “El hecho de que gran cantidad de insumos de la actividad, como químicos, agroquímicos, envases, maquinaria agrícola e industrial se pagan en dólares, neutraliza el efecto de la corrección cambiaria, sumado al fuerte incremento del costo de fletes internos, la inmediata recomposición de los salarios del sector. Esto termina compitiendo severamente contra la rentabilidad final de la actividad. Además, hay una virtual inexistencia de crédito para prefinanciar las exportaciones, sobre todo por tasas impagables y costos generales de puertos superiores al de nuestros competidores del hemisferio sur”, enfatizó.
Las empresas advirtieron que los aumentos de las tarifas de los servicios públicos han sido fuertes y que van a afectar negativamente la “fórmula de rentabilidad del negocio”. Francisco Estrada, titular de la Asociación de Productores de Arándanos de la provincia (Apratuc), ponderó que solo en electricidad, que es un insumo clave para el sector, según definió, aumentó más del doble de lo que lo hizo la devaluación del peso. “O sea, hoy nos cuesta más dólares que en 2015. Se han registrados incrementos de hasta 200%. Mala noticia para el sector”, dijo.
La modificación del tipo de cambio había sido una medida esperada en la actividad de la fruta, pero los productores aun no se animan a definir el efecto de la medida de la gestión de Mauricio Macri. Es más, Estrada recordó que el impacto positivo que había tenido la devaluación, impulsado por el entonces ministro de Economía Axel Kicillof, fue “rápidamente neutralizado” por los aumentos de costos posteriores. “La historia terminó con una apreciación del peso de un 10 %. Falta mucho para la cosecha y queremos ser cautos”, finalizó.
En otras de la actividades, Julio Colombres, titular del Centro Azucarero Regional de Tucumán (CART), comentó que los ingenios han afrontado un aumento del 150% de los costos de producción, en general, mientras que el precio interno del azúcar fue el mismo los últimos cinco años. Como positivo, la devaluación y los aumentos de los previos externos incentivarán a la exportación, más el aumento del corte de bioetanol en las naftas.