La producción agrícola y agroindustrial de Tucumán y el resto del NOA es competitiva a nivel global. «Sólo necesita una serie de condiciones para crecer, y traccionar tras de sí al resto de la economía provincial, tales como un contexto macro-económico racional, sustentado en una presión impositiva razonable; un régimen laboral más flexible y acorde a las exigencias de las nuevas tecnologías y demanda de los mercados; costos financieros similares a los del mercado internacional; y un tipo de cambio sin los desvíos negativos originados en regulaciones o acciones «irracionales del gobierno», A juicio del consultor Arquimedes Carrizo, los «inestables e inadecuados contextos macro-económicos pasados y vigentes», emergentes de las distintas políticas de Estado impulsadas por el gobierno nacional, sólo permitieron un desarrollo limitado, lo que evitó que los sectores productivos del NOA pudieran alcanzar su verdadero potencial. «En realidad, la mayor parte de las empresas sobreviven, y muchas de ellas están hoy muy endeudadas por motivos que nada tienen que ver con su real competitividad o eficiencia, sino que perdieron su capital de trabajo y tuvieron que tomar créditos», expresó. Las empresas de la región, recordó Carrizo, ya habían reordenado su estructura patrimonial para seguir en marcha con la licuación de pasivos del fuerte ajuste macro-económico entre 2002 y 2004 ante mercados externos favorables (con precios extraordinariamente altos entre 2006 a 2011). A este cuadro positivo, entre 2004 y 2009, se le sumó «un lapso de contexto macro-económico racional». Así crecer y ordenar su situación patrimonial. «De hecho, en Tucumán, entre 2000 y 2010 se crearon empresas agropecuarias, aunque luego, entre 2010 y 2015, se cerraron 151, según la AFIP, aunque este dato no contempla las firmas que, aunque dejan de operar se mantienen en vida latente», explicó. Ajuicio de Carrizo, quien es titular de una consultora empresaria en Tucumán, el gobierno nacional que asumió en 2007 instrumentó sucesivas políticas que llevaron a configurar un contexto inadecuado para las actividades productivas agrícolas y agroindustriales más competitivas del país, que son las que generan la mayor parte de las divisas externas que necesita la Argentina. En esa línea, Carrizo resumió algunas medidas gubernamentales negativas: Incremento de la presión impositiva provincial y municipal: según la Sociedad Rural Argentina, entre 2004 y 2015, la presión impositiva provincial tucumana creció 221 por ciento (en términos reales) y alcanzo un nivel récord del 7,4% del PBI provincial. De hecho, Tucumán a encabezado el ranking de provincias con mayor presión impositiva del País. En el resto del NOA, la presión fiscal local también aumentó, pero en menor medida – incremento de la Presión fiscal nacional: creció de un 17 por ciento del PBI Nacional en los primeros años de este siglo, a niveles superiores a un 32 por ciento en 2015 Existencia del impuesto inflacionario: su existencia ha comprometido varios puntos del PBI, especialmente desde 2012 a la fecha. Incremento desproporcionado del gasto público: el gasto público en los municipios, Falta de financiamiento: los productores no contaron con fondeo para el financiamiento de las inversiones a «costos razonables». Sólo hubo algunas líneas subsidiadas y direccionadas por el Gobierno que se agotaron rápido. Atraso en el valor de las divisas extranjeras: el valor del tipo de cambio fue usado como herramienta antiinflacionaria entre 2009 y 2017 mediante la implementación de fuertes regulaciones del gobierno. Existencia de regulaciones del Gobierno que afectaron a los productores: entre 2010 y 2015, el Gobierno puso en marcha regulaciones y acciones directas que afectaron a los productores:
- Prohibir las exportaciones de algunos productos para bajar su precio interno (la leche, el azúcar, la carne, el trigo), mediante acciones y regulaciones pocos claras. En general, estas prohibiciones tuvieron muchos defectos formales y/o en muchos casos no estuvieron respaldadas por normas legales, hecho que provocó la quiebra de muchas empresas y la caída de la producción, que luego hizo que los precios fueran más altos para los consumidores argentinos.
- Fijar y exigir la venta de algunos alimentos a precios subsidiados por los productores, y que nada tenía que ver con los precios mercado y costos de producción.
- Regular las importaciones
de insumos y equipamiento con autorizaciones desde el gobierno. «Este esquema fue muy crítico por los sobrecostos de todo tipo, que tuvieron que soportar los productores; en algunos casos debieron exportar a nombre de las empresas que tenían que importar insumos, provocando sobrecostos, corrupción, y una transferencia de ingresos irracional de los productores a otras empresas», enfatizó Carrizo. Las políticas económicas equivocadas llevaron a que entre 2010 y 2015 se concretaran firmes transferencias de ingresos desde las economías regionales (Tucumán, incluido) al Estado y a los consumidores de las zonas centrales del país (Capital y Provincia de Buenos Aires), que tienen un PBI per-cápita que más que duplica al de estas provincias, añadió. Según el especialista, es sorprenderte observar que, pese a todo, en Tucumán, y el NOA en general, se mantienen las prácticas modernas de producción, existe un equipamiento de punta especialmente en el agro y algunas agroindustrias, se cumplen normas y certificaciones de calidad de nivel global y existen recursos humanos muy competentes. «El apoyo de instituciones de investigación privadas y estatales de excelencia ha permitido que muchas empresas sobrevivan y algunas tengan algún crecimiento». El actual gobierno nacional, indicó Carrizo, «se ha esforzado para sincerar o dar niveles más racionales a algunas variables macroeconómicas del país». De hecho, agregó, se avanzó bastante en lograr valores más racionales en algunas de ellas. «El salto de la producción tucumana en granos y oleaginosas del 112 por ciento entre 2012/13 y 2018/19, así lo prueba». Estas medidas, sin embargo, solo están poniendo en marcha la capacidad instalada ociosa en las ya economías regionales, agregó.
Fuente: Dossier – Edición Digital Pag 24- EmpresarioWeb – 15/07/2019